Condiciones de Travesía
IPC Interanual: 2,9%
Tasa de Paro: 21,52%
Población Activa: 23.134,6
Población Ocupada: 18.156,3
Me incorporé hace poco a la flota de la Velázquez. Todavía estoy conociendo a la tripulación y las rutas que nos esperan.
Nuestra máxima preocupación en esta etapa otoñal, es hacer acopio de viandas y materiales para nuestra travesía y arribada a un puerto de un lugar extraño, cuyo nombre olvidé pero que me recuerda fonéticamente al de la vieja Hispania al que llegaremos el uno de diciembre.
Tierra misteriosa de extraños habitantes que celebran una y mil fiestas. Tierra dura y hostil que se paraliza durante días y que nos obliga a llegar bien pertrechados de víveres y medicamentos que atajen una posible enfermedad, pues hasta sus brujos y chamanes desaparecen en algo que dan en llamar puentes o acueductos.
Así pues, la Velázquez navega, intentando luchar contra un enemigo implacable, El Tiempo. Hay que condensar y reagrupar acciones, actuaciones, batallas, encuentros y desencuentros en pocas fechas, antes de que nos devore el enemigo.
Los vientos de noviembre nos acercaron de nuevo a nuestros amigos del Buque-Escuela IESE para mantener otro encuentro de cartógrafos de nuestro magno proyecto común cuyo objetivo, como decíamos en otra edición de esta Bitácora, no era otro que realizar una investigación de cómo está afectando a las embarcaciones la introducción de las tecnologías 2.0., lo que supondrá importantes cambios en la figura del nuevo Capitán. Nuestros cartógrafos trabajan incansablemente para definir los nuevos mapas que serán nuestra guía en el futuro. Sus resultados, verán la luz en ese diciembre del misterioso país que parece solo tener fiestas.
El frío y las tormentas no impidieron que siguiéramos colaborando con nuestros aliados, los tripulantes del buque francés y sobre la cubierta de su nave, hemos celebrado encuentros, festines y debates, al tiempo que nuestros mejores espadachines asumen el entrenamiento de la tripulación para afrontar con éxito cuantas batallas se presenten en las frías aguas del Océano del Cambio que juntos estamos descubriendo.
Como Comandante de la nave, y en previsión de las escasas oportunidades que nos deparará diciembre, he asumido la responsabilidad, junto con los Capitanes de la Velázquez, de presentar mis credenciales a cuantos buques flotan en la mar oceana, sin distinción de colores, enseñas o banderas, buscando alianzas que permitan la supervivencia de nuestra nave y toda nuestra tripulación.
Me siento satisfecha en la Velázquez, noto el aire fresco en mi rostro, distinto al de otros buques que piloté. Los Capitanes y la tripulación lo comparten todo, sus viandas, sus anhelos y sus sueños, los tesoros encontrados, las nuevas rutas halladas, los mapas y tablas de navegación.
Hay un espíritu aventurero y decidido que comparto, de trabajo y sacrificio que asumo y de ilusión por hacer algo nuevo, útil, diferente, excitante que emociona.
Avanzamos, envueltos en el frío de noviembre y bajo un manto de estrellas, rumbo al fin de un año que ha estado repleto de aventuras.