Mucho se ha dicho estos días sobre la huelga general del día 29 de septiembre. Hemos podido oír opiniones para todos los gustos: Los que han resaltado la actuación violenta de los piquetes, los que ha alabado la actitud responsable de los sindicatos, los que no entienden cual es la función de estos sindicatos en España, etc., etc.
Todos hemos podido ver por televisión la absolutamente inaceptable actuación de esos piquetes que, en esta ocasión, los sindicatos han denominado “convencitivos”. Si con esta palabra, inexistente en el vocabulario español, quieren decir “piquetes con poder de convicción”, están en lo cierto porque “convencen”. Lo malo es como consiguen convencer a los pobres trabajadores que intentan ejercer su derecho a trabajar libremente.
¿Cómo es posible que a estos sindicalistas, que tantas veces se le ha llenado la boca con palabras como libertad y democracia, ejerzan la coacción y la violencia más repulsiva para impedir que las personas puedan hacer uso de uno de los derechos más importantes que tienen?
¿Qué diferencia hay entre los integrantes de un piquete y cualquier régimen dictatorial?.
La Democracia es el Estado de Derecho por antonomasia, el Imperio de la Ley. Todos somos iguales ante la Ley, bueno, deberíamos ser iguales.
¿Por qué hay delitos que aún siendo televisados no son castigados?
¿Es justo que una persona rompa las lunas de un autobús y quede impune y yo, por descuidarme unos minutos en zona de aparcamiento limitado sea sancionado?.
Estando las cosas así, tendremos mucho cuidado en aparcar el coche, pero, sin embargo, tendremos barra libre para romper lunas e impedir el acceso al centro de trabajo a nuestros compañeros.
Ha habido algunas voces que, para quitarle hierro al asunto, han dicho que los incidentes (más bien salvajadas) con los piquetes han sido la excepción. Ya entiendo, cuando los actos violentos son una excepción son perfectamente legales. No voy a entrar en si han sido o no una excepción, que tampoco. Lo que voy a decir es que sean o no una excepción, me da igual, son totalmente condenables y punibles.
Pero las conductas delictivas no se ciñen sólo a los piquetes. Más de un dirigente sindical ha dicho públicamente que “no vamos a respetar los servicios mínimos que no estén consensuados con nosotros”. La ley faculta a las autoridades correspondientes a fijar servicios mínimos sin necesidad de pactarlos con nadie. Nuevamente El Estado de Derecho es agredido impunemente.
Si quienes tienen que aplicar la Ley para garantizar a los españoles el libre ejercicio de sus derechos, no quieren o no pueden, habrá que cambiarlos por otros que quieran y puedan.
Que no me cuenten milongas, he conocido todas las huelgas generales habidas en la Democracia y las he sufrido personalmente sorteando piquetes violentos y todas han sido iguales; los sindicatos han hecho todo lo posible por impedir que los trabajadores ejercieran libremente su derecho al trabajo.
Sinceramente, estas prácticas “piqueteras” además de delictivas cada vez huelen más a rancio y sitúan a sus integrantes en épocas totalmente trasnochadas.
Jose Ignacio Echegaray
Estoy totalmente de acuerdo y hago una reflexión:
Si no existiesen los piquetes, el número de personas que secundan la huelga variaría?
probablemente si, ya que creo que hay mucha gente que no va a trabajar en un día de huelga por miedo a los piquetes y eso no es ni libertad, ni tolerancia ni nada que se le parezca.