Si la economía no crece parece lógico pensar que las posibilidades de crear empleo sean, en términos macro, imposible. El mercado de trabajo no es como la bolsa, no es tan global, se parece más al mercado de barrio donde se compraba y se compra la verdura, la carne y el pescado.
En la bolsa actúan las grandes corporaciones y allí consiguen financiación para sus proyectos, en los mercado de barrio actúan las pequeñas empresas y allí consiguen la remuneración necesaria para vivir y continuar. ¿Quién es más empresario el presidente o los altos ejecutivos de una multinacional o el dueño de cuatro tiendas de delicatessen en una ciudad cualquiera?
Las grandes corporaciones suman de 1000 en 1000, mientras que los mercado de barrio lo hacen de 1 en 1. La realidad nos dice que el mercado de trabajo es ese, el de 1 a 1. Esto no es macro economía, es MICRO, y las políticas macro no tienen efecto inmediato.
El empleo se crea cuando se necesita, no cuando te pagan para que lo crees. Los negocios se crean y se amplían cuando se cree en ello, no cuando te subvencionan para ello.
Por lo tanto, para conseguir generar puestos de trabajo hay que actuar por las vías de:
1.- Políticas micro económicas que apoyen la creación de oferta de puestos de trabajo. Más cercanas a las personas, a sus ideas, a sus ilusiones
- Eliminar trámites administrativos en la creación y desarrollo de empresas
- Descargar de impuestos en los periodos de no beneficios. Una empresa que empieza es un negocio compartido entre el empresario y la sociedad. Deben apostar los dos, no solo el empresario
- Crear foros de lanzamiento y comunicación de las ideas y nuevos proyectos a los clientes potenciales. Las empresas fracasan, no por falta de medios económicos sino por falta de llegada al mercado
- Permitir una relación directa y “sana” entre el empresario y el posible trabajador, que busquen la mejor manera de colaborar en términos de beneficio mutuo. La relación entre empresario y trabajador no es la de la administración ni la de las fábricas y bancos del siglo XIX. El mundo ha cambiado, los pequeños negocios no necesitan trabajadores, necesitan socios y asociados
- Crear líneas de financiación basadas en el éxito. Si alguien pide un crédito para el desarrollo de la actividad el prestamista sólo cobrará si se consigue el resultado. Debemos abandonar la prestación de servicios donde el riesgo sólo cae en una parte, eso es una barrera.
2.- Políticas micro económicas que potencien la demanda de empleo. Más realistas, más centradas en las necesidades de los individuos, en sus posibilidades, en sus deseos, más sociales
- Financiar a una persona o a una familia no es algo de justicia social, es algo de caridad humana cuando este o esta no se puede valer por sí mismo. El estado no es Caritas
- El sistema de protección al desempleo es una barrera a potenciar la demanda de empleo. Hay que reformarlo, que permita cubrir las necesidades básicas de cada persona y cada familia. Una vez cubiertas esas necesidades básicas exista un contrato de búsqueda de empleo
- La sociedad debe poner los medios para buscar empleo y el desempleado el esfuerzo de buscarlo. Hay empresas especializadas en acortar los plazos para poner en contacto oferta y demanda de empleo. Cada persona tiene sus propias inquietudes, no todos servimos para los mismos puestos. EL TRABAJO CON LOS DESEMPLEADOS ES NECESARIAMENTE INDIVIDUAL, no macro económico
- Permitir que el desempleado se incorpore al mercado laboral en las mismas condiciones que salió.
- Hacer de la formación una herramienta para que salir del mercado laboral sea más difícil, pero no para entrar (salvo en las personas sin experiencia). Cuando se pierde el puesto de trabajo es hora de encontrar otro y no de formarse.
- Un trabajador debe ser contratado porque aporta valor, si eso es así también puede aportar valor desde el emprendimiento
- Hay que cambiar los mensajes en los colegios. El trabajo no es para toda la vida, ni trabajamos para tener jubilación. El trabajo desde la visión de la administración es algo del pasado, igual que las lámparas de aceite.
El Paro no existe, lo único que existe es una ineficiencia salvaje de la puesta en contacto entre la oferta y la demanda. La demanda española (nosotros, los trabajadores, las personas) debemos aprender a conocer el valor que aportamos. Es necesaria una revolución, no una reforma, una revolución que contenga nuevas ideas, que asuma riesgos y que modifique completamente las relaciones que llamamos laborales; hay que pasar de la visión legal a la visión económica y desde esta a la social.
Totalmente de acuerdo con la mayoría del los planteamientos del texto, aunque quizá hay un punto sin terminar de definir, que además supone, a mi entender , un gran porcentaje de los índices de paro en España. Estos son los jóvenes, esa cantidad ingente de “futuros profesionales” con mayor o menor cualificación por los que hoy nadie apuesta. Dicen que son la generación más preparada, pero se han encargado de convertirla en la más desmotivada, y sin objetivos e ilusión poco se puede hacer. Con esto no rebajo la responsabilidad individual de cada uno, pero si hago una llamada de atención, y es que me parece fundamental mantener la relación maestro-aprendiz en el mundo profesional, no podemos llegar a pensar que esta relación es poco rentable, ya que desaprovechamos el potencial de las generaciones futuras. Como todo en la vida “a trabajar se aprende trabajando”.
Os recomiendo que leáis el último post de Javier Martín de la Fuente https://www.persona.com.es/2495/el-paro/
El Paro no existe, lo único que existe es una ineficiencia salvaje de la puesta en contacto entre la oferta y la demanda.
Ahí le duele
Jesús, comparto contigo mi reflexión, por eso en algún punto hablo del necesario cambio en el modelo educativo. Cuando un universitario español llega a la facultad está pensando en qué empresa trabajará, en cambio el universitario americano piensa en que negocio desarrollará. La desmotivación de los jóvenes actuales es fruto de que no somos capaces de crear el contexto necesario para que ellos se desarrollen y esto es así porque reciben una educación enfocada al modelo del siglo XIX (trabajo en la administración, en un banco, en la telefónica o en tabacalera…)
Totalmente de acuerdo, tenemos un modelo de estudios superior arcaico y que no tiene relación con la realidad actual, pero aun así creo en la capacidad emprendedora de los jóvenes, pero echo de menos alguna medida de incentivo u apoyo real, muy necesarias en los tiempos que corren. Y entiendo que se trata de apostar por el futuro, no de subvencionar al futuro.
Un modelo de educación arcaico y un modelo de mercado de trabajo arcaico. Trabajar no significa necesariamente trabajar para otros, lo que falta es un estímulo a compartir riesgos. No podemos visualizar a los jóvenes (universitarios o no) como una fuerza de trabajo, porque no lo son. Son una fuente de riqueza y la apuesta debe ir en esa dirección. Hay que invertir en los que puedan desarrollar y compartir los beneficios y los riesgos. Las subvenciones no son más que barreras al desarrollo personal y social. La inversión es otro cantar