Con motivo del lamentable desastre de la macro fiesta organizada en el Pabellón Arena de Madrid, se han sucedido multitud de tertulias, tanto radiofónicas como televisadas, en donde hemos podido oír todo tipo de opiniones.
No me refiero a las voces que reclaman una minuciosa investigación de las causas que produjeron los hechos que han causado la muerte a cuatro jóvenes. Por supuesto que hay que averiguar y pedir responsabilidades.
Pero como digo, no voy a extenderme en un tema tan obvio como es investigar y depurar responsabilidades. Voy a un tema de más calado. Muchos sociólogos y profesionales de la educación han tenido la oportunidad de comentar el tema desde un punto de vista pedagógico. Han hablado de valores, de educación, de formación, etc. Algunos se han cuestionado si determinadas formas de divertirse los jóvenes es o no adecuada. Si las costumbres actuales de divertirse sólo por la noche, en lugares donde es muy difícil mantener una conversación por el alto nivel de decibelios y, en muchos casos, con importantes dosis de alcohol, les aporta algo positivo.
Parece que ese tipo de diversión no es la más adecuada para aportar valores a los jóvenes. Creo que no se trata de “crear” ermitaños, ni mucho menos. Tampoco se trata de evocar la diversión tan sana que teníamos los de la anteriores generaciones. Cada generación tiene que vivir su tiempo. Otra cuestión es cómo quiere vivir su tiempo cada uno, pero, claro, esa responsabilidad de cómo quiero vivir mi vida no llega hasta que tienes una determinada edad. Antes has aprendido muchas cosas que te han enseñado tus padres, tus profesores, tus amigos, etc. Es decir, cuando llegas a esa edad ya has recorrido un largo camino en donde las influencias de todo lo que te rodea han ido moldeando tu personalidad.
Me niego en rotundo a aceptar esa afirmación genérica de “ los jóvenes de hoy en día son tal o son cual”. No se puede generalizar, hay de todo, como siempre ha habido.
Existen costumbres que, como he dicho al principio, no aportan valor, más bien todo lo contrario. Muchos padres se encuentran con la dificultad de que la educación que dan a sus hijos encuentra no pocos obstáculos en la vida cotidiana. Precisamente por esto, ahora más que nunca, es muy importante la educación que, desde niños, han recibido los jóvenes de ahora. En ocasiones es muy difícil ir contra corriente, luchar contra las modas y tendencias que están en la calle y muchas veces acabamos aceptándolas con frases como “es lo que hay”, “no voy a meterle en una urna”, “tienen que vivir esta vida”, etc.
Creo que una parte fundamental de la educación que debemos recibir, desde la más tierna infancia, es el sentido de la responsabilidad, entendida como la competencia que me permite decidir por mí mismo, sin dejarme llevar por todo lo que me rodea. Este concepto de responsabilidad nos permite elegir qué quiero hacer con mi vida y, consecuentemente, que acciones debo poner en marcha para alcanzar esos objetivos. Nos posibilita adquirir compromisos con nosotros mismos y esa es la fuerza que nos lleva a donde queremos ir, sin dejar en manos de otros nuestro destino.
En este camino de responsabilidad hay estudio, trabajo, esfuerzo, tesón, sacrificio, etc, conceptos que hoy no son muy apreciados porque nos hemos acostumbrado a que nos den muchas cosas hechas. Esta es otra de las barreras con las que se encuentra la educación.
Pienso que flotan en el ambiente conceptos como la inmediatez, “esto quiero y lo tengo que conseguir rápidamente”, eso sí, sin esfuerzo y si no lo consigo me frustro.
Lamentablemente saltan a los medios de comunicación, con demasiada frecuencia, escándalos de corrupción que son nefastos ejemplos para todos, pero fundamentalmente para los jóvenes, que les queda mucho camino por recorrer y esas no son las mejores enseñanzas que podemos dejarles.
No podemos perder de vista que son la generación que, a no tardar, dirigirán la política, las empresas, las instituciones, etc. Posiblemente esta sea la razón más poderosa para que nos apliquemos en su educación desde todos los estamentos de la sociedad.
Jose Ignacio Echegaray del Campo
creo que siempre olvidamos las responsabilidades de los adultos (escuela, familia, sociedad) que son los que educan en los valores y la responsabilidad a esos niños, niñas y adolescentes. Si hablamos de que no se saben divertir, es porque no les hemos enseñado a ello y no les hemos dado las herramientas suficientes como para desarrollarse libremente. La educación es algo continuo, que nunca acaba a lo largo de la vida, y se hace día a día desde toda la sociedad. Así que, a mí tampoco me vale eso de que “los jóvenes son tal y cual” porque son lo que hemos querido que sean.
La educación lo es todo, y es de todos, mientras eso no cambie y no se tome en serio, nada cambiará y seguiremos teniendo debates absurdos sin ningún tipo de base.
Quien no acepte que la sociedad ha cambiado y que eso es algo positivo y real, quien no se adapte y cambie el chip, tiene un problema: esto es el presente y futuro, así que adaptémonos, disfrutemos y sigamos aprendiendo.
Gracias.
“es el sentido de la responsabilidad, entendida como la competencia que me permite decidir por mí mismo, sin dejarme llevar por todo lo que me rodea”
“Pienso que flotan en el ambiente conceptos como la inmediatez, “esto quiero y lo tengo que conseguir rápidamente”, eso sí, sin esfuerzo y si no lo consigo me frustro.”
me gusta siempre leerte, querido colega
Querido colega, cuanta razón tienes en todo lo que dices, pero lamentablemente y como socióloga, los niños, niñas, chicos y chicas, pasan muchas más horas en la calle con amigos que el seno de la familia, y aunque evidentemente la educación por parte de los padres es fundamental, también lo es y mucho más diría yo lo que viven, sienten y ven fuera, ¿viven, sienten y ven la responsabilidad? ¿son las aulas responsables, son las calles responsables, son sus amigos responsables, son sus padres responsables…?
Alba, muchas gracias por tu camentario. Es incustionable que los adultos, todos, somos responsables de la educación de los jovenes, por eso es tan importante que despertemos y nos pongamos a la tarea.
Marta, a mi también me gusta leerte. Un abrazo.
Ainhoa, has puesto el dedo en la llaga. Creo que es, precisamente, eso lo que tenemos que hacer; inculcar el sentido de RESPONSABILIDAD en todos los sitios y dsede todos los estamentos. Gracias.
Efectivamente Ainhoa, aunque los padres sean un factor principal y muy importante a la hora de la educación, mucha viene de fuera del entorno familiar. De hecho,sólo hay que fijarse en hermanos que los padres han educado exactamente igual, crecen y evolucionan con valores que pueden ser completamente contradictorios.
Creo que hemos vivido unos años de “borrachera” en el que hemos menospreciado los verdaderos valores, como bien dices, se buscaba la inmediatez sin esfuerzo ,y ahora, con esta grave crisis, toda la sociedad está reflexionando y siendo consciente de qué es lo realmente importante: esfuerzo, familia, tesón, sacrificio