Hoy no es sorprendente ver la palabra ERE dibujada, al menos una vez, en alguna de las secciones de los medios de comunicación. A veces los sentimientos que nos provocan los cientos, en algunos casos miles de personas que se ven afectadas por el Expediente, nublan lo que los más de mil que se quedan sienten.
Paliar los efectos que, sin duda, una medida de este tipo genera es uno de los focos, pero no debe alejarnos de otros efectos que se producen en el corazón de la empresa. Pensemos en clave de preocupación por la merma de productividad como consecuencia de tales desafíos, analicemos el compromiso y seamos capaces de sentir nuestra motivación y la de nuestro equipo.
Todos podemos tener más o menos claro aquellos factores desmotivadores como son la falta de horizontes, objetivos nada claros, desconfianza que dará lugar a críticas, injusticias, el fracaso o la percepción del mismo, la mediocridad constante… Y también podemos conocer más o menos algunos factores motivadores, como por ejemplo el trabajo en sí mismo, las posibilidades de promoción, crecimiento, desarrollo, consecución de logros y objetivos, o el reconocimiento. En lo que no hay dudas es en que la actitud es clave. Las principales decisiones que nos afectan están en nuestras manos y tenemos la suerte de poder elegir, todas las mañanas, la actitud con la cual queremos afrontar la vida y la forma de gestionar las decisiones que nos afectan.
Una persona motivada trabaja mejor y es capaz de movilizar al resto de colaboradores hacia el objetivo común de la empresa. De ahí su efecto multiplicador. Por tanto creo firmemente en la conexión entre el comportamiento, los sentimientos y el rendimiento.
Necesitamos cambiar el tipo de observador que somos para conseguir modificar la conducta de personas que gestionan personas y de las propias personas y con ello aumentar la satisfacción, el compromiso y por ende la productividad.
“Si cae lluvia del cielo, algunos buscaran protección; otros disfrutarán bajo ella”. Postman, N.
Debemos evitar que se den situaciones, como la que Daniella me confesó:
“Daniella, después de haber pasado por tres Expedientes de regulación de empleo temporal, llega al cuarto exhausta, pero este es de extinción, vio como despedían al 70% de la plantilla (compañeros y algunos amigos), algo que hasta el momento no había vivido en toda su carrera profesional, su jefe nunca le preguntó por sus sentimientos ¿cómo te sientes? ¿Necesitas algo? ¿Estás bien? Algo tan sencillo y tan complicado a la vez; Lo que si le dijo fue, al menos tú te has librado…
Daniella, siempre productiva y comprometida con su empresa, empezó a tener la enfermedad de baja productividad, el síntoma fundamental fue el absentismo emocional a causa de una fuerte desmotivación, desorientación, falta de liderazgo, etc… un año más tarde abandonó la compañía, pero nunca supieron la causa”.
La enfermedad persistirá si actuamos sobre los síntomas y no sobre las causas: Analizar las causas requiere estudiar factores relacionados con el individuo, la organización, el lugar de trabajo y la sociedad.
Si el ambiente, el trabajo en sí mismo, el estilo de liderazgo o la cultura no proporcionan el clima adecuado nunca conseguiremos el compromiso de las personas.
Extraigo este párrafo :”Daniella, después de haber pasado por tres Expedientes de regulación de empleo temporal, llega al cuarto exhausta, pero este es de extinción, vio como despedían al 70% de la plantilla (compañeros y algunos amigos), algo que hasta el momento no había vivido en toda su carrera profesional, su jefe nunca le preguntó por sus sentimientos ¿cómo te sientes? ¿Necesitas algo? ¿Estás bien? Algo tan sencillo y tan complicado a la vez; Lo que si le dijo fue, al menos tú te has librado… ” Es tan cierto, tan auténtico, tan real, tan dolorosamente real… también he visto profesionales sufriendo por “haberse librado”, sintiéndose culpables de “haberse librado”.
Son situaciones tan dolorosas que no deberíamos permitir que nuestro corazón permanezca frío e impasible, no debemos acostumbrarnos a que ésto pase. No debemos, no podemos.
Cuentan conmigo, pero… ¿cómo? http://t.co/k5icoYZQFD
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