Muchas veces cuando alguien habla de liderazgo piensa, -siguiendo la clasificación de los motivos de David McClelland-, en aquel directivo que tiene estatus y domina a los demás. Sin embargo, esta es una vía peligrosa de interpretar el liderazgo.
Está claro qué, -junto los poderes técnico y moral, de los que ya he hablado en este foro-, el líder se basa también en el poder formal: es decir, saber utilizar su estatus jerárquico para desempeñar adecuadamente su rol de gestor de personas y asegurar la consecución de altos niveles de resultados.
Es importante que los directivos entiendan que una de las claves del liderazgo reside en saber desarrollar un conjunto de habilidades y actitudes que le permitan atraer y desarrollar talento para obtener altos niveles de rendimiento.
Aquí es cuando los líderes deben aprender la importancia de saber utilizar la influencia; más allá de soportar su autoridad en el dominio del conocimiento técnico y su poder formal.
Partamos de una premisa: “todas las personas pueden influir en los demás”. Así nos lo recuerdan Anne Bruce y Steohanie M. Montanez en su libro, aun no traducido al español, “Leaders: Start to Finish”.
Y es que la habilidad de saber influir en los demás no depende de su posición, sino de su capacidad para:
- conectar con los demás, entendiendo sus necesidades;
- hacer que la gente se sienta importante y que puede contribuir en todo momento;
- y apoyar a los demás moral y técnicamente.
La influencia de un directivo no requiere de un alto nivel de autoridad o un alto perfil técnico. Es más, está demostrado que los mejores colaboradores dejan las compañías huyendo de un mal liderazgo mas que de las características de la compañía en la que se encuentran. Por ello, el mal directivo es aquél que no sabe influir positiva-mente en sus colaboradores para que se comprometan con el proyecto empresarial.Es importante que los directivos entiendan que las claves para influir positiva-mente en los demás, –colaboradores, principalmente-, depende del dominio de los siguientes aspectos:
- Saber mirarse al espejo. El espejo del directivo es la organización. El directivo ha de preguntarse: ¿Qué sucedería si cualquier otra persona en la organización actúa como yo?.
- Ser un modelo de comportamiento para los demás. Al directivo siempre le están observando. El resto de colaboradores, por su propia naturaleza, acaban siguiendo los comportamientos que les llegan desde arriba. Por ello, los directivos han de preguntarse: ¿Cuál es el modelo de comportamientos que represento para mis colaboradores?. De ahí que el directivo sepa responder a preguntas como: ¿Cómo me puedo comunicar más eficazmente con mis colaboradores a nivel emocional?
- Comunicar al nivel emocional. Comunicarse a nivel emocional significa ser motivador, hablar desde el corazón, hablar con el corazón, creer fuertemente en los temas más relevantes… Saber reconocer y gestionar las emociones que mueven a tu equipo. Ello es una parte relevante para construir un sólido puente entre directivo y colaborador.
- Ofrecer continuo feedback y apoyo. Una vez que se ha conectado al nivel emocional con el colaborador, es hora de prestarle un apoyo sólido. Ello, es la clave de una profunda influencia. El directivo es el camino de los colaboradores dentro de su entorno y su desarrollo profesional. Así, el directivo ha de saber responder a preguntas como: ¿Cómo influyes en el crecimiento personal y profesional de tus colaboradores?
- Promover a más personas que sepan influir. Esta es precisamente la clave más relevante para ser un buen directivo. Como líder, el directivo debe llegar a ser un magnifico “influenciador”. Esa es la clave para poder analizar el valor del líder. Crear que personas en la organización que sepan influir como tú es clave: es consustancial del crecimiento organizativo. Esa la clave del incremento de valor de las organizaciones. Recordemos que todos pueden influir positiva-mente. En este sentido, el directivo ha de preguntarse, entre cosas, lo siguiente: ¿Qué aportan al crecimiento mis colaboradores?”.
IInteresante.
Una reflexión: De estas tres capacidades que señalas:
• conectar con los demás, entendiendo sus necesidades;
• hacer que la gente se sienta importante y que puede contribuir en todo momento;
• y apoyar a los demás moral y técnicamente.
La clave está en a primera : “conectar con los demás, entendiendo sus necesidades”… de ésta, salen “solas” las dos siguientes.
Puede parecer muy simple, pero al final, lo que extraigo de todo tu interesante post es una clave vital para todo tipo de convivencia : “conectar con los demás, entendiendo sus necesidades”.
Gracias.