Había una vez un capitán, con muchas ideas y proyectos, que aún estando rodeado de personas, sentía que navegaba sólo.
Por lo general era feliz, pero había veces que esa soledad le hacía sentir triste y deseaba poder compartir su felicidad y fantasías con alguien que le comprendiera.
Perdido y sin rumbo quedó varado en una isla, por suerte allí encontró nuevos compañeros de viaje que compartían sus fantasías e ideas y juntos se embarcaron en el mar de las emociones. Poco a poco empezaron a darse cuenta y entender qué era exactamente lo que querían transportar en su fragata.
Con ilusión y convicción en lo que hacían, fueron incorporando tripulantes y, como iban por buen rumbo, decidieron cambiar a una fragata mayor, la Velázquez. Allí se fraguaron muy diferentes historias y proyectos, hasta que por necesidades de capacidad en las bodegas, ya que cada vez transportaban más sonrisas, volvieron a cambiar de nave, esta vez a la Príncipe de Vergara, que además de tener más nombre, goza de los camarotes necesarios para toda la tripulación.
La flota va creciendo, cuenta con dos navíos luchando por diferentes mares y banderas: el Persona y el Ars; capitanes, oficiales, guardamarinas y demás, trabajan siempre juntos, innovando, con flexibilidad, dinamismo y buen humor para navegar hacía buen puerto.
Aquel capitán solitario que tenía ganas de sonreír y contagiar su alegría ya no está sólo, ahora está rodeado de una gran tripulación, que forma la gran familia del Grupo Persona.
Moraleja: cuando tienes los medios necesarios para trabajar, los compañeros perfectos para compartir viajes, las ganas y la ilusión, poco a poco todo va por buenos mares y aunque arrecien marejadas permaneceremos juntos y lo más importante SONRIENDO.
Tripulación cual es nuestro oficio: JA JA!!!!
Precioso cuento (¿o es una realidad?) querida Noe. Me encanta formar parte de esta historia marinera, siendo yo tan montañera,
Podemos añadir una foto mas a nuestro blog. La tomé ayer. Estamos todos. ¡¡Cómo hemos crecido!!.