Hace unos días tuve la oportunidad de acudir a una presentación donde se hablaba de gestión de personas y redes sociales. Una de las ponencias, la que realizó Dña. Esther Pérez representando a la empresa Microsoft, me resultó especialmente atrayente y gratificante; simplemente genial.
No se trata de cómo utilizar las nuevas herramientas para conseguir ahorrar costes, tiempo y errores, que también, sino más bien de cómo se integran en nuestra cultura corporativa, y de como sirven al talento, actual y futuro.
Estas herramientas “.0”, las que denominamos genéricamente “social media” son sólo eso herramientas. Al igual que al mecánico de los talleres de barrio de hace 15 años le parecía paranormal las nuevas técnicas informáticas de diagnóstico y reparación de motores, hoy generalizadas, nos ocurre a los que no somos “nativos digitales”. Intentamos buscar la aplicación inmediata para conseguir resultados. Eso está bien, pero… lo estamos haciendo con la mentalidad de mecánico de barrio.
La utilización y el uso de estas nuevas formas de puesta en comunicación de personas requieren de nuevos planteamientos, desde la aceptación de que nuestro mundo está cambiando.
Tomemos el ejemplo del liderazgo. Ahora y en el futuro, se está haciendo más palpable el papel básico del líder al servicio del equipo, como facilitador de los caminos necesarios para alcanzar el objetivo. El control se enfrentará a la confianza y, la colaboración entre miembros formales e informales de los equipos creará nuevos espacios de poder. La información pasa a ser un bien infinito y básico. En unos años no se entenderá que alguien se reserve información (en un equipo de trabajo) para sacarle un beneficio personal, será como negarle el aire a una persona. Cómo dice este vídeo “Sabías”que imagino muchos conoceréis, hoy estamos desarrollando personas para responsabilidades que, ya no sólo no existen, sino que ni se nos ocurren.
Nos enfrentamos no a una nueva moda de herramientas sino a un maremoto de cambio cultural. Precisamos de nuevas visiones estratégicas que lo integren desde sus orígenes y no sólo para aprovecharlo, sino, y más importante, para sobrevivir.