Están emitiendo un anuncio por televisión, del cual no recuerdo el producto o servicio, que ha llamado mi atención.
Son muchos los profesionales que durante los inicios del programa de Outplacemet o, en el punto en el que creen ya conseguido el objetivo, sienten ansiedad, desazón, o simplemente incomodidad por no estar haciendo todo lo que deberían, aunque cuando preguntas sobre que creen que deberían estar haciendo, son incapaces de responder.
Llegamos a acostumbrarnos a trabajar a un ritmo y con una presión al límite de lo que podemos soportar, aunque los límites sean distintos para cada uno de nosotros no dejan de ser límites. Cuando salimos de esa situación es inevitable sentirse desorientado. Una vez abordados aquellos trámites que conlleva la salida de la empresa y acabadas las tareas urgentes, personales, que nunca teníamos tiempo para hacer, nos sentimos “vacíos”. Es normal. Pensemos en los buceadores; cuando más tiempo pasan a 30 metros de profundidad, más tiempo deben invertir en subir a la superficie para no sufrir efectos negativos, si están 120 minutos, tardan 105 en subir, si permanecen 90 tardan 71 o si bucean a esa profundidad durante 60 minutos deben utilizar 29 en subir (para los puristas: dependerá de la mezcla de gases, entre otras cosas).
A los profesionales nos pasa lo mismo, debemos aceptar un proceso de descompresión, que dependerá fundamentalmente de nuestras características psicológicas y de nuestra forma de organizarnos.
Algunos elementos claves para gestionar estas situaciones son:
- Aceptar lo que ha pasado. Sea como fuere hay que pasar página lo antes posible y plantear el próximo objetivo de manera rápida. El objetivo, inicialmente, no tiene porque ser incorporarse a otro puesto de trabajo o montar una empresa, simplemente puede ser descansar durante un número de días; un número de días fijado y estando comprometidos con ello.
- Utilizar la agenda, un instrumento que está en la base del día a día del profesional. Utilizar la agenda para marcar todas y cada una de las tareas (personales o profesionales) que vamos a ir realizando durante las próximas 2-3 semanas. La agenda, más que cualquier otra herramienta, es la que marca las horas del profesional.
- No tener prisa, valorar en su justa medida el aprieto económico que se nos viene encima (si es que existe) y valorar con realismos la situación profesional. Un manager o un directivo no va a ser rechazado por el mercado por el simple hecho de estar unas semanas pensando que va a hacer.
- No dramatizar la situación ante el entorno personal. Ellos pueden llegar a estar más preocupados que nosotros, pues no viven o no conocen las posibilidades que nosotros vemos o conocemos. Nadie mejor que nosotros conocemos nuestra experiencia, las habilidades y la redes sociales que manejamos o que podemos llegar a manejar.
- Pensemos que la pérdida de empleo en los españoles (por poner el ejemplo de nuestro país) es algo que está grabado en nuestro gen (exagero para que se entienda la idea) después de años, como los actuales, de altas tasas de desempleo e incluso de inmigración masiva. La situación concreta del mercado producirá de tardemos, en encontrar o lanzar lo que queramos, unos meses más, pero siempre se consigue. La visión de la persona es micro no macro; no necesitamos 4 millones de puestos, sólo 1.
De todas estos, más o menos reflexivos, el elemento que menos utilizamos es la agenda. Es la que nos dará la medida de como avanzamos en el proceso de descompresión.