Llevamos muchos, muchos años hablando de Liderazgo. Creo que en el plano teórico nos hemos movido bien y hemos avanzado bastante. No son pocas las cabezas pensantes que han dedicado tiempo y esfuerzo a desmenuzar cuales son las claves de éxito para ser “un buen líder”. En muchas ocasiones las conclusiones a las que se han llegado han venido apoyadas, entre otras muchas técnicas, por encuestas realizadas a una muestra significativa de las personas que trabajan en diferentes organizaciones preguntándoles, por ejemplo, ¿Cómo te gustaría que fuese tu jefe?.
También son numerosos los profesionales y organizaciones especializadas que han realizado profundos análisis y estudios para conocer cuales son las conductas o comportamientos de los grandes líderes empresariales. Algunos de estos estudios han pulsado cual es la salud del liderazgo en España y, sinceramente, los resultados no son muy satisfactorios.
Pienso que, en la teoría, sabemos perfectamente cuales son las competencias y los comportamientos asociados a esas competencias que tiene que desarrollar un líder. Sin embargo no somos capaces de llevar a la práctica esos conceptos que tenemos tan claros.
Seguro que los años de crisis que estamos padeciendo están contribuyendo de forma importante a que muchos de nuestros directivos no hayan llegado a ser líderes. Siempre que atravesamos un periodo de crisis, lo primero que hacen las organizaciones es hacerle frente apretándose el cinturón, restringiendo los gastos. Por supuesto que hay que tocar esa tecla, pero no es la única, es más, si sólo actuamos rebajando los gastos moriremos de inanición, como desgraciadamente les ha ocurrido a muchas empresas.
En el capítulo de gastos, tiene un especial atractivo meter la tijera a todo lo que tiene que ver con el desarrollo de las personas. Es fácil y, a corto plazo, no se nota mucho su impacto negativo. Lo malo es que cuando empezamos a darnos cuenta ya ha pasado la crisis y la competencia nos pilla en pañales. Ya es tarde.
Afortunadamente, cada vez hay más organizaciones que son conscientes de esto y ven en la situación de crisis una oportunidad para reforzar su liderazgo y llegar al periodo de bonanza con “las pilas cargadas” para posicionarse exitosamente en el mercado.
Lo que nos hace poder atravesar la crisis y salir de ella con más ímpetu es echarle imaginación para ver cómo podemos vender más, crear nuevos productos o servicios que supongan algo distinto, con valor añadido para nuestros clientes. En definitiva, ser innovadores y conseguir los mejores resultados con la innovación.
Pero esto sólo se consigue si en las organizaciones hay líderes extraordinarios, y los lideres extraordinarios existen porque la organización se ha ocupado de desarrollar a sus personas y de incorporar talento.
Todos estamos convencidos de que existe una clara correlación entre el liderazgo y los resultados. Cuanto más inspiradores y motivadores sean los lideres de una organización, mejores resultados. El impacto de los líderes sobre el rendimiento de la organización es extraordinario.
Ya no es una mera creencia, desde 2008 hay un trabajo de investigación que mide el impacto del Liderazgo en la Innovación y los Resultados.
La Investigación Extraordinary Leader Research 2011 en España realizada por PA, a través de una muestra de 560 Directivos y más de 7.000 evaluadores, llega a las siguientes conclusiones:
- El nivel de efectividad medio de los lideres españoles es medio-bajo y apenas ha evolucionado en los tres últimos años.
- Los mejores líderes empresariales españoles consiguen mayor rentabilidad, menor rotación de las personas, clientes más fieles, crecimientos mayores y empleados mucho más comprometidos.
- Se demuestra una correlación estadística entre competencias directivas y resultados empresariales.
- Las empresas con lideres extraordinarios, son más innovadoras y consiguen mejores resultados de la innovación.
- El liderazgo en una empresa es en si mismo una ventaja competitiva. Empresas con grandes lideres son más competitivas.
- España tiene un nivel de competitividad e innovación pobre y en descenso. Los países más competitivos demuestran también un nivel muy superior en la efectividad de sus lideres.
Bueno, tenemos algo que, con datos concretos, nos demuestra que existe una clara correlación entre Liderazgo y Resultados.
¿Por qué en España seguimos teniendo un nivel de efectividad de los lideres medio-bajo?. Creo que la respuesta está en que seguimos pensando que invertir en el desarrollo de las personas es un gasto y no una inversión. Seguimos diciendo en las memorias y en los discursos que lo más importante de la empresa son las personas pero, ¿realmente lo creemos?. Seguimos siendo poco estratégicos y muy cortoplacistas, queremos resultados inmediatos.
Todo esto pasa factura y, en algunos casos, supone la liquidación final.
Necesitamos estímulos que remuevan conciencias y nos hagan ver la realidad desde el futuro.
Jose Ignacio Echegaray