Hace unas semanas participé en el concurso literario de Recursos Humanos Digital. Presenté mi texto el último día de plazo. Quedé cuarta.
El cuarto dicen que “no toca podio”, pero ese artículo eran más que unas letras escritas con mayor o menor gracia, era un homenaje al personal sanitario de nuestro país. Gente que me acompañó en la enfermedad y fallecimiento de mi marido con entrega, generosidad y sacrificio. Lo escribí antes de que estallara la pandemia. Y hablaba de un ángel anónimo, del que desconocía su nombre, un ángel de ojos verdes y pelo colorado que se desvivía por los enfermos, amando profundamente su trabajo.
Hoy, tristemente, este artículo está más vivo que nunca y me reafirmo en lo que escribí, que os animo a leer de nuevo. https://lnkd.in/dKjN-wh.
Hoy me reafirmo en mi respeto, agradecimiento y devoción por nuestro personal sanitario, por todos. Desde la eminencia médica, hasta los limpiadores, médicos, enfermeras, auxiliares, administrativos, gestores. ¡Todos!.
Mi artículo voló por las redes, solo en Linkedin obtuve casi 100.000 visualizaciones, 1299 reacciones, recibió 245 comentarios y se compartió más de 100 veces.
El artículo llegó a los hospitales, de la Princesa al Clínico y del Clínico al Gregorio Marañón y me consta que se lo pasaban de mano en mano…antes de empezar la crisis del Corona Virus. Y recibí mensajes de agradecimiento de muchos profesionales de la sanidad felices de ese reconocimiento.
Pero lo mejor estaba por llegar, mi artículo llego al Hospital donde trabaja mi ángel de ojos verdes y pelo colorado. El ángel fue identificado por la dirección y me consta que ha recibido una felicitación pública. Y mi ángel tiene nombre, se llama Julia.
Estas tardes y noches aplaudimos, emocionados y agradecidos, desde nuestras ventanas y balcones a todo el personal sanitario español.
Estas tardes y noches, estamos aplaudiendo a Julia, a todas las Julias de nuestra sanidad.
¡Gracias Julia!. De corazón, ¡Gracias!
Aquí tienes mi aplauso. ¡NUESTROS APLAUSOS!.