Continuando con la filosofía que establecía en el volumen I de esta serie, publicado en en este mismo blog, a mediados del pasado mes de febrero se escucharon los siguientes mensaje, el primero de Mario Draghi en el que felicita a España “por los enormes progresos del último año”, y el segundo el informe emitido por Morgan Stanley en el que se refleja que “en su opinión, España va camino de convertirse en la próxima Alemania por la caída de los costes laborales y por las reformas, que permiten elevar las exportaciones”.
Me quedo con ello, sin ser idealista, prefiero seguir con mi propósito de este año por encima de los avatares políticos y financieros que nos continúan asolando.
Como hecho relevante de este mes quiero compartir con vosotros un acto que viví el pasado 25 de febrero con ejecutivos comerciales de una importante multinacional.
Tras casi un año compartiendo con ellos diversos aprendizajes y viendo como cambiaban, no solo su actitud sino también sus comportamientos, celebraron un acto donde se graduaron como “sales coach”, lo importante no fue el diploma que se les entregó, lo verdaderamente significativo fueron las aplicaciones prácticas que nos relataron a través de sus planes de acción.
Bajo axiomas como:
- Liderar hacia arriba.
- Ser capaces de pedir y reclamar.
- Compromiso es acción.
- Hacer o no hacer pero no decir lo intentaré.
- Saber ser asertivos.
- El poder te lo otorgan, la autoridad te la ganas.
- La responsabilidad es de cada uno, no se traslada al de enfrente.
- La mejor presión es la que cada uno se pone y eso es motivación.
Se desarrollaron los siguientes aprendizajes:
- No esperar a que cambien los demás, si quiero que se produzcan nuevos enfoques y manera de gestionar, el primero en cambiar mi manera de hacer debo ser yo.
- Existen dos formas de actuar frente a los acontecimientos, preocupándose y ocupándose. Desde la primera yo soy una víctima y la culpa está en las circunstancias que me rodean. Desde la segunda yo soy el actor principal y analizo como puedo actuar y en qué medida soy yo parte de la solución.
- De nada vale decir que estoy comprometido y esperar que suceda algo diferente si no soy capaz de actuar y tomar las riendas de mi compromiso a través de los hechos y no de los deseos o declaraciones.
- La queja solo me lleva al resentimiento y en el mejor de los casos a tranquilizar mi ego, pero seguro que no a la solución de lo que me acontece, si pido o reclamo será más fácil que se enfoque el proceso hacia una solución óptima.
- La responsabilidad es mía solo yo soy capaz de actuar y tomar decisiones sobre aquellos retos en los que estoy inmerso.
Lo que más me gustó fue la petición final que hicieron al jefe “trátame, no como me ves, sino como quieres y necesitas que sea y llegare a ser”.
Conclusión, se innovador y demuestra entusiasmo por lo que haces, pasión no es una palabra, es acción, os envío enlace a un vídeo interesante http://www.youtube.com/watch?v=EYSH7_wZVaQ
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