Avante, todaOficial de guardia verano: Enrique Hierro
Condiciones de travesía: IPC interanual -0,8%, variación mes 0,3%. Desempleo por
grados de ocupabilidad; baja o muy baja (39,56%, +0,66), Media (37,39%, -0,31), Alta (23,05% -0,23) Índice de Producción Industrial, media año 2009 a julio -20,7%
El verano nos deja un poso de tranquilidad suficiente como para abordar este curso/travesía con la confianza de quien ha superado mares de fondo complicados este año. La gripe A, el futbol, las acusaciones cruzadas de políticos sin miedo al ridículo (lo que no harían en su entorno más privado, por educación y vergüenza, lo exhiben sin pudor en público, ¿por que esta costumbre tan poco civilizada?), o las cuitas de los personajes del corazón, no nos pueden sacar de la realidad, y la realidad para un alto porcentaje de españoles, ha cambiado bastante en los últimos meses.
Hemos encontrado en esta travesía, antes de fondear en el puerto de verano, muchos navegantes en frágiles embarcaciones. Algunos de ellos han viajado con nosotros, otros han cambiado de barco y algunos otros están aquí, zarpando de nuevo. ¿Qué hemos visto, qué hemos aprendido, qué planes tenemos, qué proponemos para el futuro inmediato?
Algunas de las conclusiones que nos dejan los tripulantes que nos han acompañado son:
– El proyecto crea ilusión.
– Los tiempos de relación laboral están cambiando de forma efectiva y se pueden proponer otras fórmulas de valor añadido para profesionales y empresas
– Se puede aprender a transitar por nuevos caminos, desaprendiendo y dejándose ayudar.
– Los resultados son fruto de las circunstancias, pero cada vez menos, cuanto más cooperas, persistes y te relacionas y más te responsabilizas de tu desarrollo, más y más coherentes perspectivas abres.
– Los tópicos de la buena imagen o de la importancia del networking o cosas parecidas hay que relativizarlos y darles el valor práctico que tienen.
– Llevamos años en este mundo de la marinería de RRHH haciendo lo mismo pero contándolo de forma diferente.
– En estos días de tormentas e incertidumbre, de ajustes contables y presupuestarios, hay que hablar claro, llamando a las cosas por su nombre y a las personas por su nombre y apellidos.
Por lo que hemos visto y por lo que nos hemos comunicado con otros colegas marineros hemos pensado que:
– No se trata tanto de ganar regatas como de cumplir sueños: atravesar el Cabo de Hornos con una embarcación ligera y vivir para contarlo, dando lugar a un aprendizaje productivo y transmisible.
– Debemos tener muy claro lo que queremos, para así poder conocer a quien tenemos delante: compañero, cliente, amigo.
– Queremos anclar nuestro futuro en el presente, mirando al pasado y aportando una guía práctica para nuestro entorno: compañeros, clientes, amigos.
– Podemos marcar un rumbo de navegación alineado con las necesidades de las grandes organizaciones, pero también con las personas, que sea un modelo en nuestro ámbito de actuación.
– Vamos a seguir cooperando en la creación de valores firmes de desarrollo: social, personal, profesional.
– Debemos fomentar una actitud de liderazgo creativo, conversacional y productivo entre los managers y sus equipos.
– Queremos ir más allá del cambio y proporcionar una sólida plataforma de representación a los directivos españoles.
Por último, y hasta la próxima, una historia que creo que va más allá del cambio:
En uno de los eventos de este curso 2008-2009 escuché a un marinero contar su historia, la historia de un líder, decía el título de la ponencia. No era sólo la suya, otros tres líderes, o más bien emprendedores, contaron también las propias. Me gustaron la 4. De hecho, si soy sincero, es de lo poco que me ha parecido auténtico en este Madrid de eventos y aburridas y repetitivas historias sin cuento.
Contó el marinero su peripecia para dar la vuelta al mundo en solitario 20 años después de haber dado una primera vuelta enrolado en la tripulación de otro barco. Sus 20 años de esfuerzo fueron 20 años de fracasos, según los parámetros de éxito y fracaso que hoy manejamos. Fueron de fracaso porque sus intentos se frustraron sistemáticamente, hasta que por fin pudo realizar su deseo, 20 años después, al encontrar financiación para participar y terminar una regata que consistía en dar la vuelta al mundo en solitario. Por esta hazaña fue reconocido y homenajeado. Quedó, por cierto, el último. Pero ahora era un hombre de éxito, un emprendedor que podía contar su historia como una historia de éxito. Aún así, según su punto de vista, la historia que él consideraba realmente atractiva era la historia de su empeño, la historia de sus 20 años de fracaso, la historia de lo que se podría entender como fracaso, pero que era la atractiva historia de su vida. ¿Por qué se le consideraba ahora un líder que podía contar una historia de éxito? Con cierta coquetería, decía que no lo sabía; y, sin embargo, creo que todos entendemos por qué se le puede considerar un líder.