Empiezan los coleccionables, las campañas de vuelta al cole, el resistirse a ponerse calcetines, el no querer abandonar las “terracitas del verano”, los artículos periodísticos sobre “la depresión posvacacional”, y en nuestro interior suena la frase lapidaria que Morpheus, en Matrix, le dice a Neo, “Welcome to the Real World”.
Cuando pensamos en ello, nuestro estado de euforia se desmorona. Recordemos a Platón cuando nos describe cierta forma de vida en “el mito de la caverna”. En esta parte del libro VII de “La República” , dentro de sus “Diálogos”, relata que existen formas de vivir que se desarrollan encadenadas en lo más profundo de una cueva subterránea, donde nuestra capacidad de movimiento y visión es limitada, donde la resignación a vivir esclavos del destino asignado es el sino de nuestro devenir. Sólo nos queda esperar para poder disfrutar de manera esporádica del sol del exterior de la cueva, quizá en algún puente próximo, quizá en Navidades…
Entonces al igual que Arquímides utilizamos la expresión εὕρηκα (lo encontré) !!!!, nos ponemos en marcha para retomar esos viejos planes del pasado mes de enero: ir al gimnasio, salir pronto del trabajo, dejar de fumar, aprender corte y confección….
Y una vez más, al igual que ocurre en la mayoría de los casos con los coleccionistas convulsivos, a partir de la tercera entrega, renunciamos a nuestro objetivo porque requiere sacrificio y constancia, o lo que es igual, lo que era un compromiso lo hemos transformado en obligación y ésta, al igual que ocurre con el trabajo, si no hay contraprestación inmediata que remunere de alguna manera, nadie acudirá a su puesto al día siguiente.
De acuerdo, no nos pongamos pesimistas, utilicemos la expresión “suajili”, válida para estos momentos hakuna matata, (no nos angustiemos) y empecemos el camino dando un primer paso. Siguiendo con Platón, rompamos nuestra zona de confort y atrevámonos a cambiar, y si ese es nuestro deseo, pensemos los pros y los contras con los que vamos a tener que batallar.
Puede que lo primero que nos preguntemos es si será beneficioso, si merecerá la pena dar ese paso, y casi seguro que en ese momento la resistencia a soltarnos de las cadenas será muy fuerte. Preferiremos reprimir nuestras emociones e impulsos, lo lógico es que los que nos rodean nos digan que la realidad es lo que estamos viviendo. La luz del exterior de la caverna nos hace daño a los ojos, estamos viendo un mundo quizá imaginario, pero lo que es cierto es que pasaremos del estado de la ignorancia al del conocimiento.
Los que nos rodean pueden pensar que estamos locos, que estamos rompiendo los moldes y que si continuamos así no volveremos a ser admitido en el clan cavernario.
Lo cierto es que no existe una realidad absoluta, existen diferentes realidades dependiendo de los hechos que estamos viviendo, en principio lo natural es lo que estamos viviendo, pero ello no forma parte de LA REALIDAD, sino de NUESTRA REALIDAD, cuando abandonamos ese estadio en el que nos encontramos descubrimos que existen otras realidades, y en ese momento admitimos que lo que veíamos, son nuestras propias sombras y estas son tan solo copias de esa realidad.
Cuando saltemos de la ignorancia al conocimiento entenderemos que la frase “Bienvenidos al Mundo Real”, lejos de ser una expresión que nos atormente será la puerta que nos haga cruzar desde la zona de sombras al umbral de la nueva zona de luz y a lo mejor descubrimos que es ahí donde queremos estar.
Si te apetece te invito a que en este nuevo curso rompas con lo cotidiano y si verdaderamente estás comprometido atrévete a cambiar.
Como dicen por ahí “El secreto de tu éxito depende de ti” BIENVENID@S!!!!!!!!!!!!
Muy oportuna tu reflexión, José Manuel.
En mi opinión, todo el problema se traduce en que, el hombre (y por ende, la mujer)es un animal de costumbres. Me resisto a la reiteración innecesaria o al uso de la “arrobilla” @.
Solemos protagonizar una vida demasiado cíclica, marcada, casi exclusivamente, por el calendario (diario / jornada, semanal / “finde”, mensual / nómina, trimestral / estaciones y anual /ciclo solar). Nos cuesta mucho salir del bucle de la película “El día de la marmota”, con el inefable Bill Murray despertándose todas las mañanas con el mismo “guión”.
Deberíamos ser lo suficientemente libres como para poder salir (aunque sólo sea de vez en cuando) de la rutina periódica y hacer algo especial, que se aparte de la monotonía, muchas veces marcada por los “otros”.
El ejemplo que mencionas de los coleccionables de Septiembre es muy claro: Colecciones de objetos absurdos cuyo interés se desploma en la tercera entrega. Por no hablar de las clases de inglés, o del gimnasio. ¡La historia nos juzgará!
Saludos. José Vera.