El pasado miércoles día 24, celebramos el cuarto encuentro, con Directivos del área de gestión de personas de importantes compañías que operan en nuestro país; en este caso con el título “Como gestionar personas en una sociedad madura Ética y RSC”
Tuvimos el placer de contar con la experiencia y la participación de Antonio Ballabriga, presidente de DIRSE. Asociación española de directivos de responsabilidad social; quien nos explicó con detalle la función del directivo de RSC en la empresa española. El estudio de DIRSE de 2014 en el que participaron más de 120 profesionales de la RSE pretende responder a las siguientes cuestiones:
¿Cuál es el perfil actual de las personas que desempeñan la dirección de RSE en la empresa?
¿Cómo trabaja y se relaciona en su organización en la actualidad?¿cuáles son sus competencias? ¿Cuál es su papel en a actividad de una empresa? ¿Cómo aporta valor?
¿Cuál ha sido su evolución? ¿Hacia dónde se dirige?
¿Cómo se puede aprovechar mejor su labor?
¿Qué ha aprendido el Dirse veterano y qué puede enseñar a nuevos Dirse?
Las principales conclusiones que se atisban en este estudio son las siguientes:
Las funciones del Dirse empiezan a cambiar, aportan valor a la compañía más allá de la acción social, ambiental y de personas. Actúa como conector y desarrollador de relaciones entre los distintos departamentos provocando una transversalidad. Empieza a verse como una figura innovadora en la gestión del negocio que puede romper zonas de confort de otras funciones. En algunas compañías empieza a verse como palanca de cambio transformacional en lo que podemos denominar negocio responsable.
La pregunta que nos hacemos es ¿cuándo, en qué momento deciden que la figura del responsable de RSE no depende de Comunicación sino de Negocio? La respuesta parece apuntar a un tema de productividad y compromiso.
Parece existir una correlación entre compromiso con RSE y rendimiento económico. A la pregunta ¿las empresas comprometidas con la RSE están mejor preparadas ante la crisis? Los datos apuntan que si, llegando a tener un rendimiento promedio de sus activos 19 veces superior a la media de las empresas menos comprometidas.
Una gestión de personas responsable debe responder a importantes retos ante las generaciones de más de 45 años y sus importantes impactos en la sociedad que vivimos. En este segmento de edad, las prioridades vitales evolucionan, la tecnología redefine roles y formas de hacer, el sobredimensionamiento se impone y hay que encarar la forma en la que se impone, para qué y con quien, el reto de la gestión del talento y como no, de qué forma dar sentido al trabajo y a la experiencia facilitando la implicación social de todos y cada uno de los empleados especialmente los mayores de 45.