Muchas organizaciones han emprendido un proceso de readaptación de los fundamentos de sus negocios no a una situación transitoria, que finalizaría con el fin de una crisis cíclica, si no a una situación “permanente” que acabará por convertirse en normal. Y es que nada será ya como antes de la crisis.
Quienes así lo han entendido, han puesto manos a la obra para ganar cuota de mercado “rentable”, protegiendo su posición financiera. Las estrategias para lograr esto buscan conseguir una mayor relevancia para los clientes, (segmentación, mejor gestión de marcas…), mejorar la ejecución operacional y una mayor productividad y efectividad comercial , entre otras.
En el lado de la excelencia en el marketing de la compañía, se apoyan además de en la gestión de marcas y segmentación, en un modelo competencial y de desarrollo de talento, que permite compartir las mejores prácticas, un mayor alineamiento y foco en actividades de valor. El lado de la excelencia comercial les lleva a establecer una mayor cercanía con el cliente (gestión de los key Accounts), desarrollo del modelo competencial (formación a ventas), gestión del talento (progresión de carrera, sistemas de compensación enfocados a la contribución…), buenas herramientas y planes de ventas. Hay que poner el talento en los negocios importantes y gestionar el pobre rendimiento.
Este tiempo de cambio requiere, igualmente, un profundo proceso de transformación de la mentalidad de la organización para conseguir una cultura ganadora y resiliente. El cómo instrumentalizarlo pasa por el desarrollo de acciones que buscan incrementar las capacidades y competencias de los individuos y los equipos, y por acciones que permiten la creación y la potenciación de talento global, basado en la productividad y la gestión del compromiso. Para esto último, hay que contar con programas de desarrollo de Liderazgo y del rol del supervisor o “line manager”, una figura clave en este proceso.
Poner los cimientos para el desarrollo de una organización de alto rendimiento, en la que florezca el talento global, pasa por construir excelencia en marketing y ventas; en asegurar la identificación de posiciones clave para garantizar la sucesión; planes que permitan diferenciar el rendimiento y programas y acciones horizontales (coaching, mentoring) enfocados a desarrollar competencias y cambiar actitudes.
No vivimos una situación transitoria, vivimos un nuevo tiempo que requiere un enfoque integrado
“Y es que nada será ya como antes de la crisis.”
Soy de los que piensa que realmente de la crisis sacamos un aprendizaje, una nueva manera de ver las cosas y de actuar en consecuencia.
Espero que lo aprendido no se olvide.
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